El concepto de las salas blancas está claramente identificado por los profesionales del sector. Cuando hablamos de una sala blanca, estamos refiriéndonos a un cuarto limpio o sala limpia (en inglés, clean room). Se trata de una sala especialmente diseñada para obtener bajos niveles de contaminación. Estas salas tienen que tener los parámetros ambientales estrictamente controlados. Destacamos de entre ellos:

 

partículas en aire
temperatura
humedad
flujo de aire
presión interior del aire
iluminación.

 

Una de las desventajas, a priori, que nos podemos encontrar a la hora de acometer un proyecto de sala blanca es el alto coste tanto de implementación como de operación, lo cual restringe su uso a industrias de gran escala, aunque gracias a la profesionalización de empresas como Isobox Systems, la fabricación y uso posterior de estas salas está siendo cada vez más extensible a industrias de escala media.
 

 

Características de la sala blanca

 

Algunos de los sistemas de seguridad que evitan que el material con el que se trabaje se vea contaminado por microorganismos del medio ambiente son:
 

El aire que entra en el laboratorio es estéril ya que ha sido filtrado para eliminar partículas en suspensión y microorganismos. Se renueva completamente varias veces por hora para no acumular polvo.
 
Las salas se mantienen en una escala de presiones ligeramente superiores a la del exterior, de forma que cuando se abren las puertas el aire sale y no puede entrar aire del exterior, contaminado con microorganismos.
 
Las paredes están recubiertas de vinilo y los rincones son redondeados para evitar acumulaciones de suciedad.
 
Además de las paredes las juntas deben de estar siliconadas, panel con acabados lisos en ambas caras, etc.
 
Sólo hay fregadero en la sala de validación, para evitar la entrada de microorganismos.
 
Los operarios deben vestirse con trajes especiales para no llevar contaminantes ni generar partículas de polvo.
 
Las esclusas mantienen las diferencias de presión entre las salas y las aíslan del exterior.
 
En las salas blancas se utilizan filtros HEPA para retener partículas.

 

En las salas blancas se mantiene el aire libre de partículas a través de filtros HEPA o ULPA, empleando los principios de flujo de aire laminar o turbulento.
 

Los sistemas de flujo de aire laminar o unidireccional se emplean típicamente en el 80% del área de los techos de los cuartos limpios para mantener un procesamiento de aire constante. Se utilizan materiales como el acero inoxidable u otros no degradables para construir los filtros de aire laminar y las cubiertas para prevenir que un exceso de partículas entren al aire.
 
El flujo de aire turbulento o no direccional utiliza las cubiertas de flujo de aire y los filtros de velocidad no específica para mantener el aire dentro del cuarto limpio en un movimiento constante, aunque no todo en una misma dirección. El aire tempestuoso busca atrapar las partículas que pueden estar en el aire y las conduce hacia el piso, donde entran a los filtros y dejan el ambiente del cuarto limpio.

A la hora de emprender la aventura de diseñar y desarrollar una sala blanca para nuestra empresa es totalmente recomendable dejarse asesorar por un equipo de profesionales altamente cualificados y experimentados, capaces de dar soluciones exactas a problemas y necesidades concretas.
 

Isobox Systems, a través de su línea Clean Rooms ofrece soluciones avaladas por la experiencia de más de 25 años en el sector.