Aspectos a tener en cuenta en el revestimiento de las salas blancas

En Isobox Systems, consideramos que la eliminación de las esquinas evita la acumulación microbiológica y agiliza las vías de flujo de aire en estas salas. Esto significa que las molduras son una parte esencial de una sala limpia que debe instalarse y mantenerse de forma eficaz.

Las salas limpias son espacios vitales para las industrias farmacéuticas y especializadas, donde se generan productos que cumplen una normativa. En estas salas, es necesario un estrecho control de las condiciones de producción para garantizar una producción de alta calidad que satisfaga las directrices del sector.

Los niveles de contaminantes, partículas y cualquier otro contaminante potencial deben mantenerse en un ambiente mínimo certificable. Para conseguir este entorno controlado, todos los aspectos del diseño y el funcionamiento del espacio se optimizan para reforzar cuidadosamente el control y la responsabilidad.

¿Qué pasa con los ángulos de 90 grados?

Una moldura (remate) es una pieza de material que se coloca para cubrir la transición entre dos superficies, como el encuentro entre dos paredes o entre una pared y el techo, o el suelo.

En las salas limpias, las molduras son necesarias para garantizar que las transiciones de las esquinas queden totalmente enrasadas y sin juntas, sin esquinas afiladas, ya que esto ayuda a reducir la acumulación de material y simplifica la limpieza periódica. Desde la industria farmacéutica hasta el procesamiento de alimentos, pasando por los laboratorios clínicos y otros entornos estériles, las molduras ayudan a que las salas limpias sean eficaces y fáciles de mantener.

La razón de ser de las molduras

Los requisitos actuales de las buenas prácticas de fabricación (GMP) especifican la necesidad de las molduras, por lo que deben instalarse para cumplir la normativa y mantener los entornos de trabajo estériles. Las razones que subyacen a estos requisitos tienen que ver con la minimización del riesgo de acumulación de contaminantes y la maximización de la capacidad de limpieza regular del espacio. La eficacia de estos elementos depende de la construcción, la geometría y los materiales utilizados en el interior de las salas.

Al suavizar los ángulos de 90 grados, las molduras evitan la acumulación de partículas de polvo, suciedad, bacterias y otros residuos. Unas molduras bien instaladas evitan que el agua u otros productos químicos se acumulen en las paredes. También es más fácil limpiar a fondo anto porque los materiales están diseñados para soportar una limpieza regular como porque la forma es más propicia para una limpieza profunda que una esquina en ángulo recto.

La matización de las esquinas también agiliza las vías de circulación del aire en estas salas, lo que ayuda a regular el flujo de aire, el control de la temperatura, la humedad y la presurización.

Selección de materiales

Las molduras pueden ser de acero, aluminio o plástico, según las directrices que se marquen.

Un ejemplo lo encontramos en las molduras de aluminio. Estas, están diseñadas para soportar una limpieza constante, y los bordes de silicona son habituales para facilitar un sellado hermético. Cada material y acabado ofrece diferentes ventajas.

Las molduras de aluminio son una buena opción por la resistencia a los impactos y a la corrosión, y es fácil añadir acabados adicionales para ayudar a aumentar su resistencia.

Las molduras de PVC pueden reforzarse con materiales como el vidrio o el metal, y su superficie puede resistir una limpieza intensa y frecuente.

Como ya se ha mencionado, hay una serie de acabados que permiten adaptar los materiales para que puedan soportar con éxito determinadas condiciones. El recubrimiento en polvo utiliza una carga electrostática para fijar un polvo a una superficie, endureciéndola de forma efectiva para que pueda ser más resistente con el paso del tiempo y el uso intensivo. El anodizado de superficies de aluminio es una alternativa que puede conferir resistencia a la corrosión y mejorar la adherencia sin alterar la resistencia de la superficie.

El revestimiento se ha estropeado

Por lo general, las molduras también debe diseñarse para ser resistentes al calor, de modo que puedan soportar algunas fluctuaciones de temperatura sin que su integridad estructural se vea afectada.

Por lo general, las molduras también se diseñan para que sean resistentes al calor.

Las superficies sobre las que se colocan las molduras también son un factor a tener en cuenta en la instalación. Las superficies del suelo deben ser no porosas, al igual que el resto de superficies, para reducir la acumulación de contaminantes. El suelo debe ser resistente a la fricción constante y a las posibles abrasiones, además de ser antideslizante. También debe ser capaz de soportar una carga pesada que esté quieta durante largos periodos de tiempo o que se mueva con frecuencia, sin alterarse. Al ser una extensión del suelo, las molduras también tienen que adaptarse a esto.

Las paredes deben ser fáciles de limpiar sin absorber partículas o productos químicos. Hay muchos accesorios integrados en un entorno de laboratorio, y éstos deben estar sellados a la perfección para garantizar una limpieza fácil y una acumulación mínima. Una vez más, la moldura debe ser una extensión de las propiedades de la pared.

Las puertas también deben estar diseñadas para mantener un sellado hermético cuando están cerradas, de modo que el aire no entre ni salga, ya que esto podría favorecer la contaminación cruzada. Las molduras deben estar perfectamente enrasadas con las puertas y trabajar juntas para reforzar las mejores prácticas en la sala blanca.

Como vemos, la correcta elección  de molduras en salas limpias, afectan de un modo determinante la calidad y el resultado final en el desarrollo de la misma. En Isobox Systems, tomamos todos y cada uno de los aspectos a considerar de un modo exclusivo, dotando de toda la importancia a cada vector de la ecuación que supone el diseño y desarrollo de salas limpias.