Cinco cosas que se aprenden trabajando en salas blancas
¿Quieres evitar cometer un grave error antes de empezar a trabajar en salas blancas? Eso sería muy aconsejable. En este post, te damos algunos consejos desde la experiencia de Isobox Systems en el desarrollo de salas blancas.
Las salas blancas, instalaciones de laboratorio especializadas diseñadas para mantener niveles muy bajos de partículas, son un entorno de trabajo único. Llevamos varios años trabajando en ellas y nos hemos dado cuenta de que hay ciertas experiencias que no se viven en ningún otro sitio. Así que, antes de empezar a trabajar en salas blancas, debemos tener en cuenta los siguientes factores.
Sentir «pánico al estornudo».
El «pánico al estornudo» es una emoción que nunca se había experimentado antes de empezar a trabajar en salas blancas, pero es un factor a tener muy en consideración. Es una especie de pavor profundo e intenso que se produce cuando te entran ganas de estornudar y te hace salir corriendo de la habitación o poner caras ridículas para intentar forzar el estornudo.
En las salas blancas donde hemos trabajado no hay ninguna norma oficial que prohíba estornudar, pero todos conocemos la realidad: estornudar en las salas blancas es como cortarse las uñas de los pies en la oficina.
Los hábitos sucios empiezan a parecer aún más sucios
Hay un mundo fuera de las salas blancas en el que cosas como tocarse la cara o arrancar un trozo de cinta adhesiva del rollo con los dientes no son gran cosa. Pero cuando la gente (ingenieros, aquí para arreglar el autoclave) hace estas cosas dentro de las salas blancas, pueden parecer signos del apocalipsis.
Nos convertiremos en autoridades en higiene personal
¿Recuerdas cuando Internet se hizo un lío colectivo sobre si era aceptable no lavarse las piernas en la ducha? Estoy seguro de que los trabajadores de las salas blancas dieron sus respuestas con un poco más de autoridad que la mayoría. Con todo el control ambiental que tenemos que hacer, cualquier deficiencia en la higiene personal se volvería rápida y vergonzosamente obvia.
Con la bata puesta, todo el mundo tiene el mismo aspecto
El vestuario de las salas blancas puede ir desde una simple bata de laboratorio y una redecilla para el pelo hasta un traje completo de conejo con mascarilla, botas y varios pares de guantes. Este último tipo de vestimenta puede hacer muy difícil distinguir a las personas.
El control de la vejiga es esencial
Imaginemos la situación: Nos hemos lavado las manos tan a fondo como un cirujano a punto de realizar una operación a corazón abierto. Nos ponemos una redecilla, luego un par de chanclas, luego un par de guantes no estériles, luego una mascarilla, luego otro par de chanclas, luego una capucha, un mono y unas botas, y por último un par de guantes estériles. Entonces te das cuenta de que necesitas hacer pis.
A menos que te apetezca hacer todo eso a la inversa, y luego volver a hacerlo, ¡el control de la vejiga no es opcional!
El trabajo dentro de una sala blanca conlleva un control muy especial de nuestros hábitos. Por nimias que parezcan, nuestras acciones dentro de una sala blanca, en nuestro cotidiano desarrollo profesional, deben estar perfectamente calculadas. El más mínimo descuido podría dar al traste con un entorno controlado, acarreando posteriores gastos y problemas en la producción.